10 enero 2011

¿Por qué los traficantes de droga viven con sus madres?

Si vender droga aporta tanto dinero, ¿Por qué los traficantes viven con sus madres?.

Esta pregunta forma parte de un capítulo del libro Freakonomics. La respuesta es sencilla, en realidad no se gana tanto dinero como se cree. El tráfico de droga tiene una estructura similar a la de cualquier empresa, es una estructura piramidal.

En la base de la pirámide se sitúan los puestos más básicos y conforme vas subiendo en la pirámide te encuentras puestos de mayor jerarquía hasta llegar al puesto de "Presidente", "Director", "Jefe" de la empresa.

Para entenderlo mejor, la estructura de cualquier McDonalds más o menos es la siguiente: En los primeros escalones de la pirámide se encuentran los dependientes, personal de mantenimiento y limpieza, si vamos subiendo los escalones, podemos encontrar a: encargados o jefes de personal, y si seguimos subiendo llegaremos a los últimos escalones de la pirámide donde se encuentran los mayores cargos en McDonalds: Consejo de Administración, Presidente o Director. ¿Quién gana más dinero en McDonalds?, sin duda, la parte de arriba de la pirámide, mientras que la parte de abajo cobra cantidades cercanas al salario mínimo.

Esta misma estructura podemos identificarla con los traficantes de droga, en la parte de abajo de la pirámide se sitúan los vendedores de barrio, que cobran un salario muy bajo. Mientras que en la parte de arriba, se sitúan los jefes de la organización, que son los que realmente se llevan el dinero.

Este es un claro ejemplo de Mito Económico.

6 comentarios:

Perico_bdn dijo...

El libro ese está muy bien, yo me lo he leido y se lo recomiendo a todo el mundo porque dice cosas muy curiosas y útiles

Guetta dijo...

está claro..

BuMpI dijo...

Bastante obvio!

Fran dijo...

Mirare a ver si consigo el libro.

Anónimo dijo...

Se de primera mano que el ROI de un traficante de barrio puede variar entre un 15 y un 40 % dependiendo de la sustancia distribuida.

Anónimo dijo...

Viven con las madres para tener las espaldas cubiertas, así como un distribuidor de pequeñas cantidades en mano que puede pasar desapercibido y al que la policía (en su mayoría varones) no podrá registrar.
Narcos, no tontos. Y pocas lealtades como la de una madre

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